Francisco Antonio Pacheco Fernández

Información aparecida en medios de comunicación digitales respecto del Dr. Francisco Antonio Pacheco. Presidente de la Asamblea Legislativa de la República de Costa Rica

11.26.2006

El editorialista y el diputado

Armando González Rodicio
Jefe de Redacción

La Nación 26 de noviembre, 2006
http://www.nacion.com/ln_ee/2006/noviembre/26/opinion908290.html

Quien redactó los dos editoriales críticos de las mociones presentadas por don Francisco Antonio Pacheco para regular la publicación de encuestas electorales no es, del todo, un mal hombre. Rinde homenaje a aquello de que “la nobleza a nobleza obliga” y ahora que don Francisco Antonio lamenta cualquier mala interpretación de la referencia a Goebbels, él lamenta que el presidente del Congreso entendiera como personales las críticas hechas a sus planteamientos. En consecuencia, no tiene impedimento para presentar igual petición de disculpa por la molestia que hayan causado sus comentarios.
Hace pocos días, el editorialista tuvo la oportunidad de conversar con don Francisco Antonio sobre el tema de la libertad de expresión y puede dar testimonio de su disposición a apoyar una legislación más abierta y acorde con la doctrina y jurisprudencia del Sistema Interamericano de protección a los derechos humanos.
El editorialista asume que el desacuerdo con don Francisco Antonio se circunscribe a las encuestas. Así espera dejar reconocido, a satisfacción de don Francisco Antonio, su compromiso con la libertad de expresión en general.
Sobre el tema de las encuestas, el editorialista no puede prometer desinterés en el futuro, pero celebra la apertura de un diálogo sobre las mociones que habían sido aprobadas. Comprometido como estoy con la defensa de la libertad de expresión, solo puedo manifestarme complacido por la buena fe que anima tanto al editorialista como al diputado.

Encuestas: por un análisis sereno

La Nación, 26 de noviembre, 2006
http://www.nacion.com/ln_ee/2006/noviembre/26/opinion908186.html

Francisco Antonio PachecoPresidente de la Asamblea Legislativa

En mi respuesta al primero de los dos editoriales consecutivos que La Nación me ha dedicado –mas que al tema, parecen dedicados a mí–, se parte de una tergiversación que creo imprescindible desvirtuar. Dije ahí, que el editorialista “pasa por encima de una posición sistemática”, de defensa de la libertad de expresión, de prensa y de información del suscrito, para rebajar sus propuestas a un intento de violar, meticulosamente cada aspecto de este derecho humano fundamental. “Casi, a lo Goebbels”. Ello lo lleva a interpretar la referencia al ministro de Información de Hitler como un insulto para él, y no, según muestra el texto, como una manera de describir la forma en que él me trata a mí en el editorial. Si esa fue su interpretación, créame que lo lamento. Si algo evito, sistemáticamente, es insultar.
Agradezco el intento de darme razones de fondo sobre el tema. He tomado nota de los argumentos y admito que he encontrado particular motivo de reflexión en un par de ellos, aunque el asunto merecería aún un análisis mas amplio, racional y sereno. Desgraciadamente, el tono del editorialista no baja en su segunda intervención. Esta circunstancia impide, por ahora, un debate apropiado que, mientras esté unido al tono alterado –casi como si se tratara de algo personal– no podrá producirse. Advierto, eso sí, que no dudo de la buena fe ni del editorialista ni del periódico. Lamento, por eso mismo, su actitud airada.
Según el editorial, el problema reside en que yo no logro descubrir lo que todas las entidades calificadas consideran obvio. Deduzco que, para él, el problema soy yo. Y quizá tenga razón. Vaya uno a saber cuáles son sus límites. Pienso, sin embargo, que el descubrimiento de la verdad, en estos asuntos de orden social, en que lo blanco y lo negro están separados por una zona gris, el esfuerzo por llegar a conclusiones válidas tiene que fundarse en un diálogo positivo. Tiene que encararse como un proceso de construcción que suponga la buena fe de quienes participan, sin descalificaciones a priori.
En el seno de la Comisión de Partidos Políticos se producirá un debate sereno de la cuestión y esto lo señalo para dar garantía –particularmente a quienes piensen como el editorialista– de la seriedad con que será enfocando el tema. Para comenzar, y con mi apoyo, se ha acordado invitar a especialistas y a personas que puedan tener un interés directo en el asunto. Sus opiniones y las de toda persona que brinde argumentos sólidos serán tomadas en cuenta. Que no lo dude nadie más. Procuraremos ciertamente hacer compatibles la libertad y la transparencia.

Nota del administrador del blog:
El Dr. Pacheco se refiere al editoral de La Nación del 24 de noviembre con el título de Las preguntas del Dr. Pacheco en http://www.nacion.com/ln_ee/2006/noviembre/24/opinion906063.html

11.23.2006

Sobrerreacción editorial

La Nación 23 de noviembre 2006
http://www.nacion.com/ln_ee/2006/noviembre/23/opinion904834.html

Las encuestas deben mostrar transparencia, como también deben hacerlo los
políticos

Francisco Antonio Pacheco
Presidente de la Asamblea Legislativa

En mi ya larga participación en la vida pública del país, pocas veces he
visto un ataque más violento y desproporcionado por la puesta sobre la mesa
de discusión de un tema, que el que me lanza hoy el editorial de La Nación.
Es tan violenta la respuesta a las dos mociones sobre regulación de las
encuestas que presenté en la Comisión de Partidos Políticos y que fueron
aprobadas, que pareciera inútil debatir al respecto, ofrecer razones para
que sean examinadas, considerar puntos de vista. El editorial está concebido
para atacar, casi diría para denigrar, y no para abrir una ventana al examen
sereno que demanda el asunto.

El editorialista pasa por encima de una posición sistemática de defensa de
la libertad de expresión, de prensa y de información del suscrito, para
rebajar sus propuestas a un intento de “violar, meticulosamente, cada
aspecto de este derecho humano fundamental”. Casi, a lo Goebbels. Y esto a
pesar de que a varios de los periodistas que se han ocupado del asunto, les
constan mis posiciones sobre este tema, siempre del lado de la libertad.
Pueden pedir informes, si no los tienen, a la directiva del Colegio de
Periodistas que conoce lo que opino al respecto. De aquí el estupor que me
ha producido la “sobrerreacción” del editorial que opta por la andanada de
frases ofensivas en vez de promover el análisis sereno.

Con el respeto que me merece el periódico, mucho mayor que el que yo le
merezco al editorialista, pienso que el asunto debe ser examinado
racionalmente. Así lo hemos hecho algunos miembros de la Comisión,
informalmente, durante es-tos días, después de las primeras reacciones
recogidas. Algunas críticas nos han puesto a pensar en la necesidad de
introducir variantes a la propuesta original, pero eso será asunto de los
integrantes de la Comisión y no solo del suscrito.

Desde hace un par de días les he propuesto a algunos de ellos que invitemos
a algunas personas con conocimiento e interés directo en el asunto, para que
externen sus puntos de vista. Una alerta al respecto hubiera sido suficiente
para inducirnos a hacerlo.

Algún orden. No veo relación alguna entre el tema y la censura previa, ni
veo que guarde relación con la libertad de expresarse. De acuerdo con las
mociones, a nadie se le impediría ofrecer puntos de vista, ni siquiera dar
datos. Lo que sí se requiere es algún orden y, sobre todo, transparencia,
mucha transparencia. ¿De dónde proviene el temor a ofrecer los datos que
apoyan lo dicho por una encuesta? ¿Por qué resulta ofensiva la obligación de
entregar los datos básicos necesarios para juzgar su valor? ¿No tienen
acaso, las verdaderamente serias, apoyo científico suficiente? A los
políticos se nos pide transparencia cada día, y esto está bien; pero también
las encuestadoras, según creo, tienen el mismo deber.

Nadie puede negar los trastornos que han surgido de un manejo irresponsable
de las encuestas. La lamentable situación que se produjo con motivo de las
elecciones en que participó don José Miguel Corrales como candidato, ha
quedado inscrita como una marca imborrable en la conciencia nacional; pero
hay más. Muchas veces, durante una campaña, aparecen charlatanes que
presentan datos montados falsamente, para sorprender al público. Se confunde
a menudo la encuesta telefónica hecha al azar, sin muestra o por llamadas
voluntarias del público, con la encuesta formulada seriamente, basada en
requerimientos técnicos.

Ingenuamente, pensé que las mociones serían recibidas con beneplácito por
las empresas encuestadoras de mayor seriedad. Y quizá sea así. ¿Por qué no
llevar un registro de las empresas que se dedican a la materia, tal como se
hace con las imprentas? ¿Podrán todas las entidades que hacen encuestas,
acreditar su seriedad? ¿Qué hay de perverso en introducir garantías en esta
materia, no para los partidos, sino para los ciudadanos? ¿A quién se le está
impidiendo, con la propuesta, buscar, recibir y difundir informaciones e
ideas de toda índole? El derecho a mentir y falsear la realidad, la falta de
transparencia son otra cosa. Admito, sin embargo, que puedo estar equivocado
en mi análisis –siempre parto de esa suposición– y haré lo que esté a mi
alcance para que la Comisión ilustre su criterio sobre esta y otras
cuestiones relacionadas con el asunto, antes de proponer al Plenario sus
conclusiones

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Nota del administrador del blog:

El editorial en mención apareció en La Nación el 22 de noviembre del 2006 con el título: Libertad bajo asedio y se puede encontrar en http://nacion.com/ln_ee/2006/noviembre/22/opinion903699.html

11.16.2006

Francisco A. Pacheco: Hay tiempo, pero no para desperdiciar


La Nación, 16 de noviembre, 2006

Entrevista.Francisco A. PachecoPresidente de la Asamblea Legislativa

Aunque prevé obstáculos al trámite de la agenda de implementación del TLC, el jerarca sostiene que hay tiempo para aprobarla. Asegura que el acuerdo se votará “en unos cuantos meses”.Por Ismael Venegasivenegas@nacion.com
¿Quién es? Es abogado y filósofo. Fue diputado en el período 1994-1998. También fue ministro de Educación (1986-1990).
Los partidos que se oponen al Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana dicen que bloquearán la agenda de implementación para frenar la vigencia del acuerdo. ¿Cómo ve el futuro de esos 13 proyectos?
Para nadie es un secreto que la Asamblea Legislativa es lenta. Hay una serie de instancias invisibles que retardan los proyectos. Por ejemplo, el tiempo que se toma un partido para presentar un dictamen de minoría y el que la gente tiende a hablar demasiado.
“Es fácil para un diputado, o para un grupo de diputados, retrasar la marcha de los proyectos.
“Si la lentitud es una preocupación constante con relación a proyectos que se tramitan normalmente, se convierte en una señal de alerta cuando se trata de proyectos que tienen un término para surtir efecto, como es el caso del Tratado de Libre Comercio y de los proyectos anexos”.
¿Ve grandes obstáculos para la aprobación de los proyectos de implementación del TLC?
Si siempre salen obstáculos, en este caso podrían salir obstáculos extraordinarios, puesto que hay personas que consideran que el Tratado no debe aprobarse.
“Me parece que esto no debe conducir a una actitud pesimista, ni a una actitud descuidada”.
¿Qué sugiere para que la agenda de implementación avance?
Si el Tratado se aprueba irá un mes a la Sala IV, y ese mes hay que aprovecharlo muy bien.
“Tendrá que modificarse el orden del día del plenario para que tres proyectos de implementación (ya dictaminados) avancen sin competir con el Tratado”.
¿Queda tiempo?
Queda tiempo suficiente, pero no para desperdiciar.
“Existe una preocupación real. Es un año muy corto (2007) por los recesos, y en noviembre se debe discutir el presupuesto de la República (el del 2008)”.
¿Cree posible reformar el Reglamento del Congreso para agilizar la agenda de implementación?
Sería lo ideal; sin embargo, encuentro a los diputados muy reacios a introducir modificaciones al Reglamento. Los diputados que no son de Gobierno sienten desconfianza y piensan que cualquier reforma puede atentar contra el ámbito de hacer oposición .
¿Se tendría que agilizar mediante la negociación?
Tiene que ir con base a la negociación política, para lograr mayorías significativas.
El Tratado podría votarse, pero la agenda de implementación podría quedar rezagada.
El Tratado lleva su propia dinámica y en algún sentido va a adelante. Considero razonable pensar que en unos cuantos meses, no muchos, esté aprobado, o eventualmente rechazado el TLC, pero pienso que será aprobado.
¿Se votará el TLC antes de que finalice el período de sesiones extraordinarias (30 de abril)?
Me parece que es un período más que suficiente para que se apruebe en primer debate.
¿Por qué está tan seguro?
Digo que es posible, deseable y razonable. Eso es lo que debería suceder, lo que es razonable.
¿Cree que se reducirá la presión de los opositores del TLC sobre la agenda de implementación si el acuerdo comercial se aprueba?
Espero que una vez aprobado el Tratado bajen ciertas presiones que hay de orden social. El hecho de las cláusulas interpretativas ha traído un efecto tranquilizante en el país, porque han comenzado a destruir algunos de los mitos que habían en torno al Tratado y que hacía que mucha gente temiera.
Los opositores del TLC argumentan que la resolución que fijó plazo a la Comisión de Relaciones Internacionales para dictaminar el Tratado (el 12 de diciembre) viola procedimientos reglamentarios. ¿Qué opina?
Antes de darla la estudié muy bien, la consulté con gente que sabe mucho de los procedimientos parlamentarios. Creo que se han cuidado todos los flancos, pero sobre todo hay que tener presente una cosa: esa decisión calza de manera perfecta con lo que ha dicho la Sala IV de que ni las mayorías pueden atropellar a las minorías, ni las minorías pueden convertir a las mayorías en rehenes. La resolución también va a dirigida a que se cumpla el fin de la Asamblea Legislativa, que es aprobar o improbar las leyes.

11.01.2006

Plenario legislativo fija 12 de diciembre para dictaminar TLC

BlankLa Nación 1° de noviembre, 2006
http://www.nacion.com/ln_ee/2006/noviembre/01/pais880377.html

Plazo improrrogable a Comisión de Relaciones Internacionales

38 diputados apoyaron resolución del Presidente del Congreso
PAC y Merino criticaron que se defina un límite para votar acuerdo

José Enrique Rojase Ismael Venegas
jrojas@nacion.com

El plenario aprobó por 38 votos una resolución que fija el 12 de diciembre
como límite para que una comisión legislativa dictamine el Tratado de Libre
Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana.

El Partido Liberación Nacional, Movimiento Libertario, Unidad Social
Cristiana, José Manuel Echandi, de Unión Nacional, y Guyón Massey, de
Restauración Nacional, respaldaron una resolución emitida ayer por el
presidente legislativo, Francisco Antonio Pacheco.

El Partido Acción Ciudadana (17 diputados) y José Merino, del Frente Amplio,
adversaron la propuesta de Pacheco y del plenario.

La Comisión de Relaciones Internacionales tenía hasta el 14 de noviembre
para dictaminar el texto. Por ese motivo, solicitó por unanimidad una
prórroga hasta el 30 de noviembre al jerarca del Congreso.

Ese foro tramita actualmente mociones presentadas por los diputados al
acuerdo comercial. Cuando el texto se dictamine, pasará a discusión al
plenario.

Límite. La resolución adoptada establece que si 30 minutos antes del cierre
de la sesión del 12 de diciembre “no se hubiera dictaminado el proyecto”, se
rechazarán todas las mociones y el acuerdo se someterá a votación en la
Comisión de Relaciones Internacionales.

Las enmiendas pendientes de discutir en la Comisión podrán ser presentadas
en el plenario.

Pacheco sostuvo en la resolución que el TLC lleva un año de trámite y ni
siquiera se ha entrado en la discusión de fondo (mociones) en Comisión.

Agregó que a la Comisión de Relaciones Internacionales se han concedido dos
prórrogas de 90 y 60 días hábiles.

El presidente de la Asamblea destacó que el TLC tiene un plazo perentorio
hasta el 1° de enero del 2008 para notificar la aprobación a los demás
países firmantes.

Además, Pacheco recordó que Costa Rica debe poner en vigencia el acuerdo
antes del 1.° de marzo del 2008, dos años después de regir entre El Salvador
y EE. UU.

Según Pacheco, en el último año los diputados tuvieron una extensa discusión
y conocieron “abundantes” opiniones sobre el acuerdo.

Sin embargo, Elizabeth Fonseca, jefa de fracción del PAC, criticó la
decisión de Pacheco debido a que, según ella, “limita y precipita el derecho
a debatir”.

En opinión de Pacheco, la falta de definición del acuerdo, dentro de un
plazo razonable por parte de la Asamblea, “está causando incertidumbre y
ansiedad dentro de todos los sectores de la sociedad costarricense”.

Lorena Vásquez, jefa de los socialcristianos, destacó que en cuatro semanas
se analizará el fondo del acuerdo y se avanzará en una agenda de desarrollo.

Janina Del Vecchio, presidenta de la Comisión, espera que a partir de mañana
ese foro conozca y discuta mociones interpretativas del acuerdo comercial.

En las últimas semanas los diputados solo conocieron mociones del PAC y del
Frente Amplio para ampliar las audiencias sobre el acuerdo.